EN LUGAR DE TRABAJAR DURO, HAZLO CON INTELIGENCIA.
Nunca deja de asombrarme que la gente diga: “En lugar de trabajar duro, hazlo con inteligencia”, cuando no es evidente que es eso lo que está haciendo. Es probable que hayas escuchado la norma del 80/20, según la cual el 80% de nuestros resultados surgen del 20% de nuestros esfuerzos. En teoría, si puedes averiguar cuál es ese 20% de los esfuerzos eficaces, podrías eliminar el 80% restante sin mayores problemas. Eso es trabajar con mayor inteligencia. Una vez más nos encontramos en el principio de: MENOS ES MÁS.
Refuerza tus puntos fuertes.
Averigua en qué campos te desenvuelves mejor, concéntrate en ellos, domínalos bien y delega el resto.
Domina el arte de delegar.
“Junto con el placer de hacer un buen trabajo, existe el placer de contar con alguien que haga un trabajo excelente bajo tu dirección”- William Feather.
Tres son los secretos para delegar correctamente:
Dedicar el tiempo y energía necesarios para formar a fondo la persona en quién delegarás el trabajo. El concepto clave aquí es A FONDO. Si no la preparas para que haga el trabajo tal como tú necesitas que se haga, con toda excelencia, luego no te deprimas ni te quejes, ni te sorprendas porque la persona en cuestión no es capaz de ayudarte
La tercera clave: es establecer un sistema de informes o de control. Haz que la persona te informe de la tarea que le has delegado, de la manera y con la frecuencia que mejor te convenga.
El segundo ingrediente clave: es encargar la totalidad del trabajo. Una vez que la persona está preparada y sabe cómo debe ser el resultado final, hay que dejar que haga el trabajo a su manera; de lo contrario se le impide la expresión de su propia credibilidad.
Promete poco y da siempre más de lo que prometes.
Mantén las expectativas a un nivel bajo y luego sorpréndelos. De otra manera te pasarás la vida pidiendo disculpas.
Elimina tu lista de cosas pendientes.
Una manera de conseguir mejores resultados y aumentar tu productividad en el momento presente es eliminar de una vez por todas tu lista de cosas pendientes. Sé que esto puede parecer una herejía. Conserva la lista de tareas laborales, pero considera la posibilidad de deshacerte de la personal. Si hacerlo te resulta difícil, intenta de olvidarte de ella durante una semana para ver lo que sucede. Te encontrarás que igualmente llevas a cabo las tareas que debes realizar.
A menudo nos concentramos de tal manera en nuestra lista de cosas pendientes, que perdemos las oportunidades verdaderamente importantes que se nos presentan. Si bien una lista puede resultar un instrumento muy útil, a la vez también nos lleva a una limitación de nuestra perspectiva.
Es imposible seguir el fluir de la vida maniatado por una lista de objetivos a cumplir. Los verdaderos vendrán a ti si tú los permites. Eso es lo importante: deja que las cosas vengan a ti con naturalidad. Deja de forzar, empujar, presionar, luchar, trabajar y desesperarte para conseguir lo que deseas. Relájate y haz lo que te apetezca durante un cierto tiempo y comprueba los resultados.
Tómate unos minutos para darte un respiro
Quizá te parezca absurdo, pero actualmente las empresas consultoras de primera línea cuentan con “salas para pensar”, a dónde envían a sus empleados durante las horas de trabajo. Las “salas para pensar” no son más que habitaciones tranquilas y en penumbra con un lugar para recostarse y darse un respiro del esfuerzo cotidiano. Si todas las empresas le ofreciesen a sus empleados un lugar para que surjan soluciones creativas, no hay duda que se ahorrarían esas ingentes sumas de dinero que se gastan pagando asesores que tengan ideas brillantes.
Hazlo o no lo hagas.
Intentar hacer algo, lo que sea, es una absurda pérdida de tiempo. Por definición: INTENTAR, significa que no se ha llevado a cabo. Esta vez: PRUÉBALO, INTÉNTALO.
Si haces y consigues el resultado que buscabas, o lo haces y no lo consigues. Solo existen esas dos posibilidades. Todo lo demás es una construcción intelectual. El hecho de intentarlo es una pérdida de energía que va en contra de la corriente natural de la vida.
Ponte en movimiento
Es probable que hayas oído hablar de escoger un objetivo importante y dividirlo en pequeños pasos o etapas. Esa es una gran idea, pero a veces ni siquiera sabemos cómo comenzar, cuál es el primer paso que debemos dar. Lo que quizá no comprendas es que cualquier cambio te lleva a realizar otros. Sólo tienes que hacer algo que sea distinto.
Haz un cambio radical.
¿Existe algo que te impide moverte además del simple hecho de postergar las cosas?.
¿Cuál es la acción radical que estás dispuesto a llevar a cabo?.
Aprende a escuchar los mensajes sutiles.
La vida y un combate de boxeo tienen en común lo siguiente: Si te dan un golpe en el vientre, lo más probable es que el siguiente sea un derechazo en la mandíbula”-Amanda Cross.
La vida es un instructor maravilloso y, por lo general, muy amable. Nos envía todo tipo de pequeños mensajes sutiles que nos llaman a despertarnos, pero lo más común es que no podamos escucharlos. Estamos tan ocupados que nos perdemos en su totalidad. Cuando lo ignoras, el mensaje se hace más perceptible y se convierte en un problema. Si sigues ignorándolo, llega a ser muy fuerte y se convierte en una crisis. No hagas caso de la crisis y puede que sobrevenga una catástrofe. Escucha los mensajes sutiles y toma medidas drásticas al respecto.
Coloca tu celular a tu servicio
Utiliza tu celular como herramienta para aumentar tu eficacia y no para reducirla.