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Evita las habladurías
“Es casi imposible ensuciar al prójimo ensuciarse uno mismo”-Abigail Van Buren.
Como norma, evita hablar de las personas que no estén presentes. Cada vez que lo haces es cotilleo puro y simple.
No cuentes tu vida.
En caso de que seas una persona discreta, este consejo no se aplica para ti. Si, por el contrario, sientes la necesidad de contar tu vida a tus colegas y tus nuevos amigos, podrías considerar la posibilidad de morderte la lengua. Por lo general, la gente no quiere escuchar los detalles de tus relaciones pasadas ni los problemas que tuviste en tu infancia. Mejor guardar estas historias para hablarlas con tu madre, tu terapeuta, tu coach o tus amigos íntimos. Tu madre te ama incondicionalmente, y a tu terapeuta o tu Coach les pagas para que te escuchen y aconsejen. Otra opción es inscribirte en un programa de terapia de grupo y contar tu vida junto con todos los demás.
Escucha con atención.
Escuchar es un arte, y como todo en la vida, exige práctica. Nadie nos ha enseñado a escuchar. Nos enseñaron a hablar. Deja de preocuparte tanto por lo que tienes que decir. Lo que realmente interesa y atrae a la gente no es lo que dices sino tu capacidad de escuchar.
De hecho, parece que debería ser al revés, es decir, que el que escucha sienta que conoce al que habla, pero no sucede así. La manera de lograr la confianza del otro es escucharlo, escucharlo y seguir escuchándolo.
En lugar de quejarte, pide o solicita.
“Acontece que si un hombre habla de sus desgracias, algo en ella no le es desagradable”-Samuel Johnson.
¿Te gusta escuchar las quejas ajenas?. Seguramente no
¿Qué es lo interesante de las tuyas?. Nada.
Muérdete la lengua.
Solemos creer que todo el mundo quiere escuchar nuestros maravillosos consejos. De hecho puede que la gente quiera oírlos o puede que no. Quizás no estén preparados para escuchar tus palabras, por sabias que sean. Una buena manera de no hablar de más es pedir permiso antes. Pregunta siempre antes de aconsejar, es elegante y resulta más eficaz. Con un poco de práctica se convertirá en un hábito instintivo.
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Di las cosas como son pero con amabilidad.
Prepara a la gente para escuchar lo que debas decirle. Cuándo te habitúes a no dejar pasar por alto ni los más mínimos detalles, es posible que tengas que tocar temas difíciles, incómodos o embarazosos. Si bien no hay una manera sencilla de hablar de estos temas, puedes allanarte el camino, si antes que nada creas las condiciones favorables para hacerlo. Es muy simple. Plantea las cosas tal como son. Lo importante no es endulzar lo que debas decir, sino darte los medios para decir exactamente lo que necesitas, de tal manera que la otra persona pueda escucharlo y comprenderlo sin que se creen problemas o malentendidos. No tiene sentido decirle al otro algo que solo le entristecerá y no modificará su conducta.
Transforma tus cumplidos en reconocimientos.
Una manera simple y muy eficaz de atraer el éxito es transformar tus cumplidos en reconocimientos. Un reconocimiento se refiere a la persona en sí, a quién es, mientras que un cumplido se refiere a aquello que la persona tiene o hace.
Acepta de buena gana los regalos y cumplidos.
La mayor parte de las personas no tienen problemas para hacer regalos o cumplidos, pero por alguna razón, les resulta difícil aceptarlos. Aceptar de buena gana los regalos y cumplidos es uno de los secretos para atraer lo que deseas.
Deja de tratar de cambiar a los demás.
Intentar que los demás cambien es una pérdida de energía. Lo único que puedes hacer es ser un modelo para ellos, y si no lo entienden, dejarlos. La vida es demasiado corta. Podrías pasarte fácilmente toda la vida tratando de cambiar a alguien sin conseguirlo.
Aprende lo que puedas de los demás, pero no intentes cambiarlos. Es una enorme pérdida de energía, que utilizarás mucho mejor para trabajar en tu propia vida. Tú quieres que los demás te amen tal como eres, de modo que juega limpio y ámalos tal como son. Trata de que sus defectos te parezcan adorables.