El mentir a quien sea tiene el extraño efecto de convertir a esa persona en enemigo, de modo que cuando nos mentimos nos convertimos en NUESTRO PEOR ENEMIGO.
En la tierna intimidad del amor, nos produce profundo placer el abrir nuestros corazones al otro diciendo la VERDAD. Pero cuando sentimos la necesidad de mentir al ser amado- aquel que confía en nosotros sin reserva- quedamos atrapados en una doble ligadura. EL BUMERANG REGRESA.
Tal es el predicamento del cónyuge infiel que aún ama a su pareja. Cuando regresa, quiere restaurar la intimidad con ella, pero no puede decir lo que ha hecho. ASI QUE VUELVE A MENTIR. La mentira lo protege de su enojo y rechazo. AL MISMO TIEMPO LE ROBA DE LA TIERNA INTIMIDAD QUE ANHELA. No puede sincerarse con ella… cada pensamiento debe ser monitoreado, cada palabra pensada. Se encuentra asido por el temor de que un lapsus memoria lo traicione. EL MISMO ES EN VERDAD SU PEOR ENEMIGO.
CONCLUSIÓN: SÁQUELA CADA UNO.