PILDORITA # 156: TE DESEO
Te deseo primero que ames y que, amando, también seas amado. Y que, de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar, no guardes rencores.
Te deseo que tengas amigos y que incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles y que por lo menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar. Y porque la vida es así te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta, para que algunas veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que, entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo, para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo que seas útil, más no insustituible. Y que en los momentos malos cuando no quede nada más, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en píe.
Igualmente, te deseo que seas tolerante; no con los que se equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente y que, haciendo buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado de prisa y que ya maduro no insistas en rejuvenecer y que siendo viejo no te dediques al desespero; porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que influyan entre nosotros….
Te deseo de paso que seas triste. No todo el tiempo sino apenas un día. Pero que en ese tiempo descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras con urgencia máxima, por encima y a pesar de todo que existen y que te rodean, seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un gato, alimentes un pájaro y oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal, porque de esta manera, te sentirás bien por poco.
Te deseo, además, que tengas dinero, porque es necesario ser práctico. Y que por lo menos una vez por tiempo, pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: “esto es mío, solo para que te quede claro quién es el dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera, pero que, si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que siendo hombre tengas una buena mujer y que, siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana y al día siguiente y que cuando estén exhaustos y sonrientes hablen sobre el amor para recomenzar.
SI ESTAS COSAS LLEGARAN A PASAR, NO TENGO NADA MÁS QUE DESEARTE.
AUTOR: VICTOR HUGO
